miércoles, 27 de noviembre de 2019

¿PRESTAS ATENCIÓN A TU BIENESTAR EMOCIONAL?


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el bienestar emocional es un “estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a la comunidad”.
Generalmente lo entendemos como la capacidad de adaptación a los cambios, la flexibilidad para aprender cosas nuevas, e implica sentirse bien con uno mismo y con los demás. También está relacionado de manera muy directa con la estabilidad emocional y la autoestima, con la confianza en uno mismo, con la capacidad para afrontar situaciones estresantes y nuevas, recuperarse de la adversidad y buscar soluciones.




Hay personas que son capaces de manejar sus emociones y no se dejan atrapar por estados de ánimo negativos ni se dejan dominar por las preocupaciones (presentan un alto grado de estabilidad emocional), pero no todas tienen desarrolladas estas capacidades, encontrando dificultad para expresar adecuadamente sus emociones, ya sea por exceso o por defecto; esto viene dado porque no pueden identificar bien sus emociones y/o no las aceptan evitándolas y reprimiéndolas (traduciéndose esto en una baja estabilidad emocional).
¿Qué podemos hacer en este sentido?

Uno de los primeros pasos que hay que abordar en esta cuestión es el de saber identificar las emociones, aceptarlas y no evadirlas para después poder así expresarlas. Existen estudios científicos que indican que evitar y reprimir tus emociones puede tener consecuencias negativas como problemas físicos y dolor emocional.
Debes preguntarte ¿qué estoy sintiendo?, ¿que síntomas físicos estoy experimentando?, ¿cuál es la causa?, ¿por qué aparece ahora? Una vez que hayamos detectado las emociones y sensaciones, tenemos que analizar la causa que las provoca, tomarnos un momento y dejar que la emoción «baje» para pensar con claridad sobre ella. Entendiendo lo que sientes podrás expresar las emociones de forma algo más controlada, examinar la situación, a las personas de tu alrededor y a ti mismo y decidir cuándo será el momento más conveniente. Las emociones son naturales, así que no luches contra ellas continuamente.

El no saber gestionar tus emociones puede conducirte a una situación de pérdida de autocontrol. Muchas veces se intenta reconducir este estado, en el que nos sentimos como una olla a punto de explotar, mediante la descarga de la tensión acumulada con la práctica intensa de ejercicio físico o acciones agresivas (hubo un tiempo en el que estuvo muy de moda los talleres donde se rompían objetos). No obstante hay estudios psicológicos que demuestran que este tipo de prácticas son negativas y pueden incrementar la agresividad a corto plazo.

¡Toma el control!

Con autocontrol emocional conseguimos que nuestras emociones no nos sobrepasen y esto nos permite reducir y eliminar eficazmente todos aquellos síntomas físicos o emociones desagradables que nos hacen sufrir, lo que no significa «no tener emociones». Manejar las emociones de forma controlada supone tener consciencia de ellas.



Ante un problema de falta de autocontrol hay una serie de consejos que puedes aplicar:

Debes saber que el autocontrol puede mejorarse

Ten una actitud positiva y pon de tu parte

Sé consciente y define lo que quieres controlar

Has de ser consciente de tus comportamientos y rutinas actuales, incluyendo hábitos negativos (por ejemplo: si deseas perder peso, antes de nada debes saber qué comes diariamente)

Asume tus límites

Hay situaciones complejas que no siempre son fáciles de controlar. Las personas tenemos un límite, y el autocontrol no significa que tengamos que luchar contra corriente. Por ejemplo, si estás en la oficina y acabas de tener un conflicto con un compañero, puede que quieras controlar la situación quedándote en la misma sala que él, pero a lo mejor es una buena alternativa tomarte unos minutos de descanso en un espacio diferente en vez de forzarte a aparentar que lo tienes todo bajo control.

Aprende y entrena técnicas de relajación corporal

Un ejemplo de estas técnicas es la relajación muscular: hay pensamientos y situaciones que provocan, como respuesta del organismo, tensión muscular, contribuyendo esta tensión fisiológica a aumentar la sensación subjetiva de ansiedad.
La relajación muscular consiste, fundamentalmente, en la realización de una serie de ejercicios musculares de secuencias de tensión-distensión, es decir, la respuesta de relajación se consigue a través de la tensión.
Este método está recomendado en el tratamiento de la tensión muscular, la ansiedad, el insomnio, la depresión, la fatiga, el colon irritable, los espasmos musculares, el dolor de cuello y espalda, la hipertensión, las fobias moderadas y el tartamudeo.

Y recuerda, para cuidar tu bienestar emocional puedes ser servirte de cosas tan sencillas como ir al gimnasio, salir a pasear, estar con amigos, leer un libro o adoptar un perro.

Además, como sostenía ya en el siglo pasado el psicólogo Hans Eysenck, el 70% de los problemas emocionales se curan con el simple paso del tiempo.

Así que ¡disfruta y sé feliz!